El sueño ha sido siempre mi escape preferido de la realidad, lo asimilo a una forma simple de meditación. Hoy me despertó temprano uno de los muchachos que trabaja en el hostel.
Acepté unirme a la clase de yoga de su novia, pero ya eran las 7:35 y solo quedaban 25 minutos. La clase en sí fue excelente y bastante personal, ya que solo participaron otras dos mujeres que se hospedan en el hostel.
Terminada la sesión, la novia del muchacho me invitó a desayunar un té con duraznos al costado del gimnasio. A punto estaba de rechazarla cuando las dos mujeres que nos acompañaban asintieron la propuesta y, tomándome de la cintura me llevaron a ese cuarto.
Primero hice el amor con la menor, luego con la profesora y después con la otra mujer. Por haber sido mi primera vez, creo que todo ha resultado fluido y relajante.
El sexo es actualmente mi escape preferido de la realidad.